En otros tiempos la mujer no era considerada, dentro de la sociedad, como un ser con derechos. Era vista con inferioridad respecto de los hombres. Es lo que habitualmente llamamos “machismo”. Esta idea estuvo siempre presente a nivel mundial, en mayor o menor medida, según el lugar en que nos ubiquemos.
En el pasado, no se le permitía a la mujer gozar de las libertades tales como la escolaridad, o el desarrollo de un trabajo más allá del realizado dentro de la casa y el cuidado de los hijos, mientras que a los hombres se les atribuían cargos laborales de mayor importancia e influencia en la sociedad; eran los encargados de mantener a la familia ganando el dinero en trabajos ajenos al hogar, lo que a la mujer no le estaba permitido. Esto se fue modificando poco a poco. La mujer adquirió más importancia gracias a ciertos personajes históricos femeninos que, aún teniendo la contra de la mayoría, se arriesgaron por hacer valer sus derechos. Durante más de 3.000 años el machismo gobernó el mundo, y creo yo, lo sigue haciendo. Las sociedades fueron asimilando y hasta aceptaron esta forma de pensar injusta. No es fácil llevarle la contra a un conjunto de personas que pensó de esta manera durante tanto tiempo, ni mucho menos hacerle ver las cosas desde otro punto de vista.
Por eso, debo decir que estoy orgullosa de aquellas mujeres que, superando los muchos impedimentos que se les presentaron, lograron no sólo crear una idea totalmente nueva y opuesta a la que se venía viviendo hasta el momento, sino que lucharon por defender esa opinión, y hacerse respetar, para que hoy en día podamos disfrutar de una sociedad con igualdad de derechos tanto para el hombre como para la mujer. A pesar de esto, la lucha no termina; continúa día a día en nuestras vidas. La discriminación por parte de la sociedad en general aún está presente y somos nosotras, esta generación, la que no debe callar, y actuar cuando una injusticia se nos cruce en el camino.
Vemos por ejemplo un logro de la mujer reciente: sin ir más lejos, en Sudamérica, países como Chile y Argentina están siendo gobernados con presidentes del sexo femenino. Y así, se le irá dando más lugar a la mujer en sectores de la sociedad como, en este caso, la política. Si bien describo al machismo como un pensamiento discriminatorio, también considero que el feminismo lo es. Se dice que "Ningún extremo es bueno"; entonces: ¿qué es el feminismo sino otro extremo del machismo?
Por eso pienso que los derechos de la mujer y su respeto se deben lograr sin exceder los límites, ya que eso sería ponernos al mismo nivel de quienes creyeron y creen en la superioridad del hombre.
En el pasado, no se le permitía a la mujer gozar de las libertades tales como la escolaridad, o el desarrollo de un trabajo más allá del realizado dentro de la casa y el cuidado de los hijos, mientras que a los hombres se les atribuían cargos laborales de mayor importancia e influencia en la sociedad; eran los encargados de mantener a la familia ganando el dinero en trabajos ajenos al hogar, lo que a la mujer no le estaba permitido. Esto se fue modificando poco a poco. La mujer adquirió más importancia gracias a ciertos personajes históricos femeninos que, aún teniendo la contra de la mayoría, se arriesgaron por hacer valer sus derechos. Durante más de 3.000 años el machismo gobernó el mundo, y creo yo, lo sigue haciendo. Las sociedades fueron asimilando y hasta aceptaron esta forma de pensar injusta. No es fácil llevarle la contra a un conjunto de personas que pensó de esta manera durante tanto tiempo, ni mucho menos hacerle ver las cosas desde otro punto de vista.
Por eso, debo decir que estoy orgullosa de aquellas mujeres que, superando los muchos impedimentos que se les presentaron, lograron no sólo crear una idea totalmente nueva y opuesta a la que se venía viviendo hasta el momento, sino que lucharon por defender esa opinión, y hacerse respetar, para que hoy en día podamos disfrutar de una sociedad con igualdad de derechos tanto para el hombre como para la mujer. A pesar de esto, la lucha no termina; continúa día a día en nuestras vidas. La discriminación por parte de la sociedad en general aún está presente y somos nosotras, esta generación, la que no debe callar, y actuar cuando una injusticia se nos cruce en el camino.
Vemos por ejemplo un logro de la mujer reciente: sin ir más lejos, en Sudamérica, países como Chile y Argentina están siendo gobernados con presidentes del sexo femenino. Y así, se le irá dando más lugar a la mujer en sectores de la sociedad como, en este caso, la política. Si bien describo al machismo como un pensamiento discriminatorio, también considero que el feminismo lo es. Se dice que "Ningún extremo es bueno"; entonces: ¿qué es el feminismo sino otro extremo del machismo?
Por eso pienso que los derechos de la mujer y su respeto se deben lograr sin exceder los límites, ya que eso sería ponernos al mismo nivel de quienes creyeron y creen en la superioridad del hombre.
Jorgelina Princic
4º 2º