Se ha generado mucho revuelo en torno a la decisión de convocar al escritor arequipeño, mundialmente reconocido y recientemente laureado, Mario Vargas Llosa, para abrir la edición XXXVII de la Feria del Libro de Buenos Aires. La polémica no fue precisamente generada por la temática de sus libros, sino más bien por las ideas que flotan dentro de su canosa cabeza. Se le reconoce como un militante de la derecha más agresiva y defensor del modelo neoliberal, y lo demuestra con algunos, (“algunos” para ser generoso), comentarios bastante fuertes sobre países que no encajan con dicho modelo. Por ejemplo, en una entrevista para un medio gráfico italiano, se refirió al gobierno actual de Argentina utilizando el término “desastre total” y afirmando que el país está sumido en la anarquía y el populismo…no sé cómo ni quién puede aplicar el populismo en la anarquía, pero en fin, no viene al caso.
En vista de la invitación del escritor/militante peruano, Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, envió una carta a los organizadores de la Feria del Libro expresando su opinión acerca del tema. Considerando “inoportuna la invitación” y “sin deseos de limitar su voz”, él sugiere convocar a algún escritor argentino para inaugurar el evento y darle a Vargas Llosa la oportunidad de hablar en otro momento, solicitud que le fue denegada.
Creo que la Feria del Libro, siendo un evento financiado por privados, tiene derecho a elegir a quien invitar para su inauguración. La elección de Vargas Llosa puede ser por el hecho de que es el último Premio Nobel de literatura o porque su ideología representa la de dichos inversores, eso sólo puedo suponerlo, pero, sea cual sea el caso, negarles la posibilidad de invitar a quien ellos consideren conveniente sería como que X viniera y me pidiera no me vista de negro por ser “inoportuno”. La libertad de expresión, elección y pensamiento deben defenderse siempre y en conjunto. Es fácil ser tolerante con los que piensan como uno, la prueba está en serlo con los que oponen a ese pensamiento.
Todos tenemos derecho a criticar y opinar, la crítica no daña, sino que es el pilar del conocimiento, el tema es cómo y en qué nos basamos para hacerlo. Aunque personalmente desdeñe a los derechistas, me den asco los neoliberales y pena sus seguidores, hay que darles voz. Para el Ser Pensante la palabra no hipnotiza sino que alienta al espíritu crítico.
Veo el evento como una buena oportunidad de escuchar a un reciente Premio Nobel dar un discurso sobre la literatura o, si el mismo embarca hacia las aguas más políticas, de saber en qué se basan los filantrópicos y progresistas neoliberales para tildar a mi país de desastre total…
Quiero seguir viendo la Feria del Libro como un evento literario y no comercial…
Matías Agustín Souto 5° 3°