En 1932, el Ministerio de Cultura e Información de España apoyó la fundación del grupo universitario de teatro ambulante, La Barraca, con la dirección de Federico García Lorca . La Barraca viajó a zonas rurales donde se desconocía el teatro, montando adaptaciones de obras clásicas del Siglo de Oro. Se representaron 13 obras de teatro en 74 localidades entre los años 1932-1936.

viernes, 17 de octubre de 2008

DECIR ES HACER


Quizá motivada por cambios climáticos, hace unos cinco millones de años, la especie de primates que habitaba la selva africana, se subdividió dando lugar a la aparición de los homínidos, los primeros ancestros bípedos del hombre actual. Desde ese instante, la naturaleza –sabia- sabría que esa nueva criatura poseería el don del habla y, para esto, las evoluciones del aparato fonador y el sistema neurológico serían necesarias.
Ahora bien, siguiendo lo anteriormente dicho, el lenguaje –cómo medio de comunicación- dataría desde el primer momento en el cual una criatura homínido, hace más de tres millones de años, se encontrase con otra quizá en igualdades cognitivas. Gestos, gruñidos y -¿Porqué no?- miradas cómplices, habrían sido los primeros indicios de comunicación entre estos dos seres tomados como ejemplo. Seguramente, la diferencia entre el acto ilocutorio –el efecto que se quiere causar en el otro- y el acto perlocutorio –lo que realmente se causa- habría sido inmensa, generando confusiones, y hasta disputas, entre los comunicandos.
Pero ¿Qué tan lejos están los hombres actuales de aquellas criaturas pre-históricas con respecto al uso del lenguaje? El hombre ha evolucionado claramente: ha construido ciudades; ha establecido idiomas; ha descubierto curas a enfermedades de todo tipo y ha creado escuelas para recibir mayor educación. Aun así, el sensibilizado, violento y no tan romántico hombre actual, posee complicaciones muy similares a sus antepasados.
Aunque el hombre ya no se comunique –totalmente mediante gruñidos y señas, los conflictos causados por una utilización equívoca del lenguaje, no han desaparecido.
El teórico Jean Austin ha establecido tres momentos en el acto del habla. Dos ya han sido nombrados –acto ilocutorio y perlocutorio-, pero no está de más aclarar que antes de ellos se encuentra el acto locutorio, que es simplemente lo que uno dice..
De esta forma, exageradamente, se podría decir que algo dicho para bien, expresado con el tono o el modo menos indicado, podría ser tomado para mal, generando confusión.
Las palabras duelen cuando no se usan correctamente, causan más impacto que cualquier acto físico de violencia. La hematoma producida por un golpe desaparece, y el dolor disminuye rápidamente, pero las palabras si realmente han impactado, no solo resonarán en la mente del receptor, sino que podrían producir cambios en él.
Los vínculos con el otro son aquellos que nos ayudan a construir nuestra autoestima. Pero ¿Qué sucede cuando estos vínculos, tan necesarios para el sujeto social, producen hastío por el uso agresivo del lenguaje generando mayor violencia en todas sus variaciones? La sociedad, en general, está sensible y dolida. El hombre tendría que reflexionar y colocarse en el lugar del otro antes de dirigirle la palabra. Debería poder mirarlo a los ojos con comodidad para estudiar su posible reacción o, simplemente, su estado de ánimo y, de esa forma proceder responsabilizándose de sus dichos y, sabiendo que de ellos, pueden depender millones de emociones y sensaciones.

Maria José Expósito
4to 3ra

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad.Parece ser que cuanto mas "avanzada" es una civilización,mas propensos son sus habitantes a perder la capacidad de expresarse correctamente,cara a cara,de humano a humano.
Además es un hecho-científicamente comprobado-que cuanto más inteligencia o poder de razonamiento posee una especie, más capaz es de engañar y mentir,ysi el humano es un ser de capacidad cerebral altamente desarrollada,es comprensible que además de engañar pueda herir con las palabras.
(...)
Pero no todo es sombra muchas veces el humano puede emplear las palabras razonables para cambiar a las mentes de la misma manera que lo haría con palabras hirientes.Pero-quizás-lo más importante en la palabra es que,a través de ellas,se pueden expresar en cierta medida los sentimientos,no solo los odiosos, sino también el amor