En estos últimos días se ha hablado y debatido sobre este tema en casi todos los ambientes a los que pertenezco (en mi casa, con mis amigos, en la escuela, con mis compañeros de Deporte) y a los que soy “ajeno”; y en todas surgieron diferencias al respecto. Se ha tomado a
Primero que, tildar a la homosexualidad de anti-natural, por lo tanto de “malo”, resulta muy carente de sentido, ya que el ser humano es lo más anti-natural que existe sobre la faz de
Eso de que la familia tipo esté compuesta por una mamá, un papá, un perro, hijos rubios y de ojos celestes, y una hermosa, pero modesta casa en un barrio lindo es puramente ficticio. El ser humano cambia, se perfecciona ¿por qué no podemos pensar que un niño no puede ser feliz con dos mamás o con dos papás? Hasta ahora los casos de violencia familiar que conozco nunca tuvieron lugar en una familia con padres o madres homosexuales, ¿para pensar, no?
Que el hijo de homosexuales tiene más posibilidades de ser homosexual es un mito, ¿en qué se basa? En un estudio hecho a hijos de 500 familias heterosexuales y a 500 parejas de familias gay, no hubo ninguna diferencia en cuanto a la sexualidad de los mismos, por lo cual se llegó a la conclusión de que existen las mismas posibilidades de ser gay en los dos tipos de familias.
Podría seguir enumerando y dando explicaciones por mucho más tiempo, pero sé que el lector no le coparía mucho la idea, así que voy a ir cerrando.
El que crea que este que este proyecto de ley es incorrecto que lo siga creyendo, sinceramente, no me importa, pero que sepa quiénes son los que defienden que esto sea “obra del mal”:
Una última reflexión: el ser humano le teme a lo nuevo, y a lo desconocido; por el simple hecho de ser distinto, lo deshecha por miedo.
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Estoy a favor de que se apruebe esa ley porque el matrimonio es un derecho y TODOS y TODAS deberíamos ejercerlo plenamente, sin importar nuestra condición sexual, social o cultural. No entiendo a la gente que no quiere aprobarla porque si ellos no están de acuerdo, es respetable, es su postura, pero no deberían privar al resto de hacer algo que ellos creen que no es correcto o “normal”. Porque no sólo no tiene nada de “anormal”, sino que el hecho de serlo no implicaría que fuera malo o negativo. Y me indignan las marchas “a favor de la familia” que rezan “Sí al matrimonio entre el varón y la mujer” ¿Acaso no ven que el matrimonio está aprobado desde hace tiempo? ¿Por qué les molesta que las personas se casen con alguien a quien aman?
El amor no conoce barreras ni idiomáticas, ni de nacionalidad, ni religiosas, ni de edad, y tampoco de orientación sexual. Y por más que se reúnan todos los grupos eclesiásticos del mundo, NUNCA van a poder evitar ese amor, por más que les pese. Siempre va a haber gente que opine distinto de otra, pero eso no implica que no debamos respetarla o privarla de sus derechos.Y en cuanto a la adopción (para lo que ni siquiera es requisito estar casado), tampoco veo el problema: un niño o niña criado por una pareja homosexual ¿va a ser menos que uno criado por una hétero?, ¿va a tener problemas mentales o sicológicos?,¿va a ser necesariamente homosexual? Absolutamente, NO. Si lo crian con amor, va a ser tan buen niño como cualquier otro criado de manera “tradicional”, con la ventaja de que va a ser más tolerante y respetuoso con la gente que no comparte su opinión.
Además, hay que destruir el mito de “si lo crian homosexuales va a ser gay” porque es totalmente falso. La homosexualidad no es algo que se inculque con la educación; es simplemente un sentimiento que asumen ciertas personas para sentirse mejor, como cualquier otro puede admitir que le gustan las morochas, las rubias, los altos o los flacos. Y otra cosa que hay que desmentir es el típico “el rosa es de mujer”, “el celeste es de hombre”, “las muñecas son de las nenas” y “los autitos son de los nenes”, porque también es falso. Son sólo conductas impuestas por una sociedad machista, que viene segregando desde hace cientos de años, de la mano de la religiones. Todo es parte de la ignorancia y el miedo a lo diferente; y por eso se suele discriminar.
Entonces, para que la sociedad progrese, hay que liberarse de todas estas ataduras y abrir la cabeza y el corazón a los cambios, que a veces duelen un poco, pero que pueden hacernos crecer.
Ailén Acebey
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